Artículo de opinión: Las redes sociales ¿Son más buenas o malas?
- Nallely Encinas
- 27 may 2021
- 3 Min. de lectura

“Nada extraordinario llega a la vida de los mortales separado de la desgracia” fue la frase inicial de la película “El dilema de las redes sociales”, la cual nos advierte sobre todos los peligros a los que nos exponemos al tenerlas.
Hoy día no podemos imaginar nuestra vida sin redes sociales. En una contingencia como la que se presenta actualmente, estas forman parte casi indispensable para continuar con muchas de las actividades que solíamos llevar a cabo en la vieja normalidad, además de que nos permiten una comunicación muchísimo mas personal con las personas que están lejos o con las cuales simplemente no podemos convivir por enfermedad.
Y aunque no podemos negar que tiene infinitas ventajas, tampoco podemos negar el lado malo. “Las redes sociales no son una herramienta que espera ser usada. Tiene sus propias metas y sus propios medios para conseguirlas al usar tu psicología en tu contra” (Tristán Harris, 2020).
Y es que, gracias a los algoritmos, las redes sociales pueden saber con precisión que nos interesa, cuando estamos libres, y de que somos capaces, recomendándonos contenido para que nos mantengamos en ellas, volviéndose esto una adicción, una forma de hacer mucho dinero y a su vez un arma peligrosa que nos puede llevar a una guerra civil.
Es muy difícil saber cuál información es falsa, cual información es verdadera o cuando estamos siendo manipulados e influidos. Según el documental “el poder de las redes sociales” con el desarrollo de ellas, nuestras acciones ya no solo influyen en nuestros amigos, si no en los amigos de nuestros amigos e incluso en los amigos de los amigos de nuestros amigos. Entonces sin darnos cuenta podemos estar siendo influidos por los actos de personas que ni siquiera conocemos.
Suponemos que esto se debe a que la información viaja muchísimo más rápido vía internet que por otros medios; si por ejemplo, compartimos un meme, aunque digamos que solo fue algo que nos dio risa, esto influye en nuestro comportamiento y si un amigo nuestro lo ve y lo comparte, sus amigos lo verán y lo compartirán y así sucesivamente.
Además, podemos ver que muchísimos movimientos toman mayor fuerza gracias a las redes, como los feministas o los raciales; en un contexto mas reciente podemos ver como la lucha que se esta presentando en Colombia ha tenido muchísima difusión. Y el problema no son las revoluciones, el problema es que no sabemos cuales revoluciones pueden estar hasta cierto punto manipuladas por otros grupos que buscan objetivos diferentes y que se manejan a través de las redes sociales.
Y claro que son muy útiles; nos permiten emprender, interactuar, comprar, estudiar, trabajar etc, pero también nos estudian, nos manipulan, nos venden, nos exponen, nos aíslan, nos deprimen y nos envician. “Si no pagas por el producto, tú eres el producto”- (Tristán Harris, 2020). Se le vende a las empresas nuestra atención y nosotros ni siquiera lo notamos.
Los famosos “Me gustas”, son un claro ejemplo de porque nos deprimimos; en nuestra naturaleza esta la necesidad de aceptación social, entonces cuando no recibimos suficientes “me gustas” nos sentimos rechazados.
Otro punto en contra es que si, nos conectan con personas que están lejos, pero nos desconectan con las personas que tenemos más cerca, cuando las ignoramos por estar mirando el celular, como se menciona en el programa “Angular” sobre el phubbing. “Solo hay dos industrias que llaman usuarios a sus clientes, el narcotráfico y la tecnología” Edward Tufte (Orlowski, 2020).
Por supuesto que no se trata de un plan maquiavélico para destruir a la humanidad, solo de algo que tenía buenas intenciones pero que al final se salió de control por el interés a priori de hacer dinero y por la falta de regulación con la que se manejan.
¿Entonces las redes sociales son mayormente malas que buenas? Podemos decir que si, lo son, sin embargo, como muchas cosas en esta vida que tienen más contras que pros, son necesarias. Actualmente seria casi imposible vivir sin redes sociales, a menos de que viviéramos en una caja de cartón. Muchas veces les requerimos tanto para la escuela o como para el trabajo.
Lo único que nos queda por hacer es no dejarnos influir por ellas de manera en que cambien todo nuestro panorama, investigando y reflexionando más a fondo la información que nos presentan y moderando nuestro uso.
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