Reportaje ¿Por que las personas le tienen miedo a las vacunas?
- Nallely Encinas
- 23 may 2021
- 7 Min. de lectura
Desde que surgieron, las vacunas han tenido oponentes empecinados que están convencidos de que hacen más daño que bien.
Para enero del año 2021 el porcentaje de aquellos que dudaban o definitivamente no querían vacunarse era uno de cada tres mexicanos mayores de 18 años en nuestro país. Es decir, entre los que no sabían si ponerse la vacuna (10 por ciento) o los que explícitamente decían que no se la pondrían (22 por ciento) suman casi uno de cada tres mexicanos (32 por ciento).
Más grave aún es que la mayor parte de aquellos que no quieren vacunarse dicen desconfiar de la vacuna (45%). Estos porcentajes son sustancialmente distintos a aquellos que se expresaron contra la vacuna de la influenza. En 2009 cuando se realizó esa campaña de vacunación el porcentaje de aquellos que no se querían vacunar (18%) o los que tenían dudas (3%) eran menores.

Estos números parecen que nos obligan a reflexionar sobre cuáles son los temores de la población ante esta pandemia y su posible corrección. Con los números observados uno podría concluir fácilmente que hace falta una campaña de comunicación en la que distintos argumentos deban convencer a la población de que un mal menor debería de ser irrelevante frente a un bien superior.
En México, un pueblo indígena, San Juan Cancuc, se ha convertido en uno de los primeros en desmarcarse del plan de inmunización federal contra la covid. “Aquí la gente no quiere vacunarse porque puede traer efectos negativos. Ni los adultos mayores quieren”, asegura este martes Sebastián Santis, uno de sus habitantes.
Ubicado en las montañas de la zona Altos del suroriental estado de Chiapas, el municipio está mayoritariamente poblado por mayas tzeltales y cuenta con una población de alrededor de 40,000 personas distribuidas en unos 45 poblados.
En esta región, según datos oficiales de las autoridades de salud, solamente se han registrado tres casos de covid desde el comienzo de la pandemia hace casi un año. De esta manera, por el sistema de usos y costumbres con los que se rigen algunos pueblos indígenas, el municipio llegó al acuerdo de que en San Juan Cancuc no se llevará a cabo la campaña de inmunización contra la covid-19, y no permitirán que se instale un módulo de vacunación.
La Asociación Americana de Psicología en la guía Fomento de la confianza en las vacunas mediante la participación comunitaria (Building Vaccine Confidence Through Community Engagement), utiliza el concepto de “desconfianza en la vacuna”, para hacer referencia al fenómeno habitual de retraso en los planes de vacunación poblacional a pesar de tener la vacuna disponible.
“Podemos hablar de una etapa pre-covid y otra post-covid”, comenta la psicóloga clínica, Consuelo Tomás y “es importante que las reacciones no sean desproporcionadas y se ajusten a la realidad del momento”.
Hay tres escenarios ante el temor a las vacunas: cabe diferenciar entre las personas que tienen miedo a las inyecciones (y la mayoría de vacunas son inyectables); las que tienen miedo a las vacunas debido a los posibles efectos secundarios; y las que no tienen miedo a las vacunas pero sí a la del Covid19”, explica Tomás. De una forma u otra, la experta aconseja acoger este anuncio “con cautela, intentando evitar que haya una euforia desmedida”.
El miedo al pinchazo: la tripanofobia
“Es un miedo irracional, se va creando desde la infancia.” Comenta la licenciada en psicología Zarina Duran.
El miedo físico a las vacunas se denomina tripanofobia. Es un miedo irracional a las inyecciones y las agujas que provoca terror en la persona que lo padece produciéndose incluso en algunos casos desmayos.
Es más normal vivirlo en la infancia temprana por el desconocimiento de que nos va a provocar en el cuerpo, o si nos va a doler. Pero puede acompañarnos durante la edad adulta también e ir intensificándose. Se calcula que un 10% de la población mundial lo sufre en mayor o menor medida. Esta fobia no reviste gravedad, salvo que llegue a un punto en que puede afectar a las analíticas y vacunaciones de la persona que la sufre, siendo capaz de negarse a realizarse chequeos de salud.
El miedo a los efectos secundarios
“Yo creo que la mayoría de las personas nos llegó a preguntar que si cuales eran los efectos secundarios que podían presentar, que era lo que podían tomar o no tomar, cuales eran las recomendaciones y si podían continuar con su vida normal” dijo Mónica Rascón, estudiante de enfermería, quien estuvo apoyando en la campaña de vacunación para personas de la tercera edad en Chihuahua.
El miedo emocional hacia las vacunas se basa en la desconfianza sobre que puede provocarnos en el cuerpo a corto o largo plazo. Aunque la OMS asegura que las vacunas son totalmente seguras y han sido sometidas a numerosas pruebas a lo largo de los ensayos clínicos, un sector de la sociedad desconfía de que estos datos sean reales y las ven potencialmente peligrosas.
Han surgido así y proliferado más en los últimos tiempos los grupos antivacunas, promovidos por artículos y estudios que acusaban el uso de tiomersal (compuesto que contiene mercurio) como conservante en las vacunas, cómo causa directa de autismo en los niños.
“hay gente que ha investigado y sabe de qué están hechas las vacunas y lo han hecho público, y una de las cosas que casi siempre contienen las vacunas es mucho aluminio, las de los niños han contenido mucho mercurio por lo que los niños se han quedado autistas” comenta Olivia Holguín, un ama de casa y estudiante de nutriología, quien dice no estar de acuerdo con las vacunas.
El aumento de uso de las redes sociales, el surgimiento como un gigante de Internet ha sido un arma de doble filo. Se tiene acceso a muchísima más información que antes de ésta era digital, pero al mismo tiempo hay mucha información escondida, falseada y que genera alarma social. Se hace más complicado separar la realidad de la mentira o la manipulación.
Miedo a la vacuna del COVID 19
En la situación que vivimos a nivel mundial actualmente, la vacuna puede generar el miedo que también genera contraer el COVID. La escalada médica por países que se tiñe casi de intereses políticos no tranquiliza a la totalidad de la población.
La sobreinformación, desinformación o la no imparcialidad de medios e informaciones del medio digital crea una situación de miedo a lo desconocido. En condiciones normales una vacuna necesita un desarrollo medio de diez años para poder ser aprobada. El baile de datos que se contradicen de una semana a otra. El avance de estudios de diferentes países de manera irregular, o no poder garantizar que sea inocuo al vivir las fases de creación de una manera acelerada.
La psicóloga Duran menciona “Ahorita en estos tiempos como hay mucha información en internet, en las redes sociales, manejan mucho la información falsa y empiezan a crear ese medio, esa preocupación, en donde empiezan ellos a sentirse preocupados por ellos mismos, por no saber realmente que es lo que les están vacunando, entonces ahí empieza el miedo de no quererse poner la vacuna y tener una respuesta negativa”.
Esto, provoca desconfianza y malestar entre un sector de la población. Muchas personas se sienten casi cobayas con muy poco margen de acción. Mientras, en otros, el miedo a contraer la enfermedad es aún mayor que a la propia vacuna. Sea de una manera u otra, la sociedad está bajo un alto nivel de estrés a nivel emocional lo cual no ayuda a nuestro sistema inmunitario a estar pleno y relajado.
“He visto que por motivo de la pandemia tuvieron que hacerla aceleradamente y las vacunas anteriores siempre han sido más experimentadas, incluso han durado unas hasta 5 años para poderlas ya aplicar al humano y en este caso la cosa es que no sabemos que pueda traer de consecuencia” dice Berta Dozal, una persona de la tercera edad quien no quería vacunarse. “Yo no quería ponérmela, me la puse por darles gusto” añadió.
Por otro lado, la estudiante Olivia Holguín agrega “no tenemos la información necesaria como para saber de qué están hechas, entonces tu no te vas a tomar algo que no sabes de que esta hecho, es igual las vacunas ¿te vas a dejar inyectar algo que no sabes de que este compuesto? Porque no le han informado a la gente” y reafirma “hay explicaciones de cómo actúa la vacuna, pero no dicen exactamente que tiene, entonces eso a mi me genera mucha desconfianza”
La juventud de esta vacuna y no tener referencias a más largo plazo puede generar no poder poner la mano en el fuego por si es al 100% segura o no. Realmente con la controversia y el miedo por inocular de manera excesiva vacunas (y los compuestos que contienen) ha generado dos vertientes totalmente diferentes.
Los que están en contra porque no consideran que tengan la suficiente información o las ven innecesarias, y los que consideran que es totalmente de inconscientes no vacunarse poniendo en peligro el equilibrio inmunitario global. Realmente todo es fruto del miedo a lo desconocido y a la enfermedad.
Sin embargo, la SEXAGÉSIMA NOVENA ENCUESTA NACIONAL SOBRE CORONAVIRUS EN MÉXICO, muestra que los ciudadanos han cambiado de opinión en los últimos meses. La vacunación parece haber alcanzado gran cobertura pues al menos 80% de los entrevistados conoce a alguien que ya fue vacunado y más de la mitad de los entrevistados tiene un familiar que ya ha sido vacunado contra el Covid-19.
Casi 6 de cada 10 entrevistados considera que la organización de la jornada de vacunación contra Covid-19 ha sido entre “Muy buena” y “Buena”
“La mayoría de las personas de la tercera edad tenían una actitud positiva y se puede decir que nos ayudaban mucho, pero si hubo dos que tres personas que les habían dicho sus hijos que los llevaban al Walmart y nada que los llevaban a vacunar y ya pues estando ahí se vacunaban” comenta Mónica.
La vacuna de Pfizer continúa siendo la que tiene mayor aprobación entre los entrevistados, seguida de Sputnik-V y Astra Zeneca, Cansino es la vacuna peor calificada por los mexicanos.
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